HACCP y GMP protegen a los consumidores y al personal frente a peligros para la salud
La Unión Europea obliga a las empresas que producen, procesan o distribuyen productos químicos a cumplir las directivas HACCP. HACCP son las siglas de “”Hazard Analysis and Critical Control Points“”, es decir, el análisis de peligros y puntos de control críticos. Este concepto identifica y reduce los riesgos para la seguridad de los alimentos a lo largo de la cadena completa de creación de valor, es decir, también para proveedores y productores de envases. El concepto HACCP garantiza la inocuidad de los alimentos para el consumidor final incluso para cadenas de suministro con ramificaciones internacionales. El control de plagas es parte integral del concepto HACCP y consta de inspección, identificación y aplicación de medidas correctivas.
GMP (good manufacturing practice o buenas prácticas de fabricación) designa prácticas con las que las empresas pueden reducir los peligros potenciales para la calidad de los alimentos. Como para de las GMP, el control de plagas protege a los consumidor finales, al personal de producción y a todas las personas que entran en contacto con alimentos. En caso de una infestación, los posibles peligros para la salud provienen de bacterias, virus, protozoos (organismos unicelulares) y helminthes (gusanos parasitarios). Además, el control de plagas según HACCP y GMP evita que el producto resulte contaminado por animales vivos o muertos, huevos, excrementos o restos de piel.
Consecuencias graves e incluso el cierre de la empresa en caso de infestación
Una infestación puede tener consecuencias especialmente graves en la industria alimentaria. Si la contaminación se detecta aún en la empresa, las materias primas, el material almacenado y los productos deben ser destruidos. Además, una infestación puede afectar al procesamiento de los productos. Si se producen modificaciones en las propiedades químicas y físicas de los ingredientes que, por ejemplo, hagan que se produzcan grumos en la masa, el proceso de fabricación puede demorarse. Es posible que sea necesario poner fuera de servicio las instalaciones de producción o que, en el peor de los casos, se produzcan daños en ellas.
Las consecuencias pueden ser aún más graves si se ponen en circulación productos contaminados. Además de la necesidad de retirar el producto y del grave daño a la imagen de la empresa, el asunto puede tener consecuencias legales. Una infestación puede incluso conllevar el cierre (temporal) de la empresa. Por ello, una monitorización y un control de plagas en empresas de procesamiento de alimentos son absolutamente necesarios para luchar contra las cucarachas, el gorgojo del pan, las polillas, las hormigas, los ácaros, las moscas, los escarabajos, el gusano de la harina y otros organismos perjudiciales para los alimentos almacenados y para proteger a la empresa de las consecuencias fatales de sus actividades.
Muchas posibilidades de acceso y condiciones ideales para plagas
Las empresas de procesamiento de alimentos atraen las plagas con sus olores, desechos, restos de alimentos, iluminación y altas temperaturas. En las salas de procesamiento y almacenes, estos insectos encuentran condiciones óptimas: un entorno cálido y seco con alimento por todas partes y protección frente a sus depredadores naturales. Si no se toman las medidas adecuadas, se instalan de forma duradera y se convierten en una amenaza permanente para la calidad y la seguridad de los productos procesados.
A menudo, las plagas se introducen en la empresa con mercancías suministradas. Especialmente vulnerables son los alimentos secos como semillas, frutos de cáscara, fruta seca, leche en polvo, copos de cereal, carne conservada (carne seca) o té. El material de envasado también puede servir de acceso: si los insectos se introducen en el papel, cartón, plástico, celofán o film de plástico, es posible que los orificios de entrada no sean visibles a simple vista. La plaga se pone en circulación con el envase.
Los indicios de una infestación, además de insectos vivos y muertos en cualquier fase de desarrollo, son pequeños orificios en los frutos de cáscara, cereales y otros alimentos almacenados. La presencia de un tejido sedoso en restos de alimentos o envases también indica una infestación. Además de una inspección visual, para muchos tipos de polillas de alimentos, escarabajos, cucarachas y grillos pueden utilizarse trampas adhesivas que atraen a los insectos con aromas o feromonas.
Desinsectación térmica: un método ecológico ideal para empresas alimentarias
Con la desinsectación por calor, las empresas alimentarias pueden combatir plagas frecuentes como la polilla de la harina, el escarabajo de la harina de arroz, el escarabajo del tabaco, el escarabajo plano del cereal, etc. En salas y máquinas en contacto con alimentos es especialmente importante que los productos no entren en contacto con insecticidas. En este sentido, una desinsectación térmica sin productos químicos es inocua. Para realizar un tratamiento en una sola máquina, además de desinsectar una sala completa, también es posible realizar una desinsectación parcial. Para ello, el tratamiento térmico de máquinas no estacionarias y fácilmente desmontables se realiza en una sala aparte. De manera alternativa es posible instalar un límite espacial alrededor de una parte de la instalación para acumular en ella el calor y permitir la desinsectación de una sola máquina. Además de las empresas alimentarias, también los fabricantes de comida para animales, como piensos concentrados o comida para animales domésticos, y las panaderías se benefician de la desinsectación térmica.