Mortal para las plagas, inocuo para los seres humanos y el medio ambiente

Mientras que en el ámbito doméstico los insectos dañinos pueden considerarse una molestia, una infestación puede tener graves consecuencias para empresas. Por ello, los sectores como la industria alimentaria, molinos, panaderías y la hostelería requieren medidas eficaces para el control de plagas. La desinsectación por calor es un método ecológico que no utiliza insecticidas y que hace uso de la coagulación de las proteínas de la biología.

Método natural de control de plagas sin productos químicos

Los insectos dañinos están indefensos frente al calor

Las plagas se dividen en diferentes grupos. Las plagas de alimentos almacenados y otros alimentos devoran y contaminan estos productos y los hacen incomestibles. Entre ellas se encuentran las polillas (sobre todo la polilla de la harina), el gusano de la harina y el escarabajo de la harina de arroz. Las plagas de material, por el contrario, se alimentan de madera (p. ej. la carcoma) o materiales que contienen queratina (p. ej. la polilla de la ropa). Las plagas domésticas, como las chinches de las camas o los ácaros, a menudo utilizan a los seres humanos como huésped y se alimentan de sus escamas cutáneas o sangre. Si se desea combatir las plagas en alimentos, materiales o el hogar, la desinsectación térmica ofrece una opción segura y respetuosa con el medio ambiente que utiliza la coagulación de la proteína de los organismos.

Las plagas dependen en gran medida de la temperatura ambiente. Muchas especies muestran una gran actividad a temperaturas entre +15 °C y +35 °C. La excepción son diferentes ramas de los ácaros que pueden seguir activos a temperaturas cercanas al punto de congelación. Es posible utilizar temperaturas más allá de este rango para combatir las plagas. En la refrigeración de cereales, por ejemplo, el entorno de los escarabajos se enfría por debajo de 15 °C, lo que hace que se vuelvan inactivos y dejen de ser una amenaza. La desinsectación por calor va al extremo opuesto. Los organismos que generan las plagas no pueden transpirar, por lo que no tienen la posibilidad de refrigerarse: su temperatura corporal aumenta en función de la temperatura ambiente. A partir de una temperatura corporal de 45 °C, las enzimas se descomponen y las proteínas corporales se desnaturalizan por coagulación. Las moléculas pierden su función biológica, de manera que el metabolismo y la biosíntesis se reducen y los organismos mueren. La desinsectación por calor aprovecha esta vulnerabilidad térmica: un horno de desinsectación por calor calienta una sala o una máquina, y mantiene constante la temperatura hasta que los organismos dañinos se desnaturalizan. La experiencia indica que la desinsectación por calor es efectiva contra todo tipo de plagas que se producen normalmente en edificios: hormigas, chinches de las camas, ácaros, cucarachas, polillas, larvas de escarabajos que dañan la madera (p. ej. la carcoma) y larvas que dañan material y alimentos almacenados (p. ej. el gusano de la harina).

Eliminar todos los estados de desarrollo con un solo tratamiento

La desinsectación por calor ofrece ventajas decisivas frente a otros métodos de control de plagas. Por un lado, la desinsectación térmica no requiere el uso de productos químicos. El entorno no se contamina con insecticidas y la desinsectación puede realizarse sin dejarse restos ni requerir una posterior descontaminación. La desinsectación por calor es inofensiva para el ser humano y el medio ambiente, por lo que no requiere autorizaciones oficiales. Además, las empresas pueden eliminar al mismo tiempo y con una sola aplicación organismos adultos, pupas, larvas y sus huevos. La fumigación química es inefectiva para algunos estados de desarrollo, p. ej. en el caso de huevos robustos. Además, la desinsectación por calor también elimina plagas resistentes a los insecticidas que tampoco pueden combatirse con la fumigación química. Una desinsectación térmica sin insecticidas evita, además, que los organismos dañinos desarrollen su resistencia frente a los plaguicidas.

Durante la desinsectación por calor se hacen visibles los puntos activos de la plaga, lo que permite una mejor prevención y una optimización de la limpieza. Una vez realizado el tratamiento de los espacios, estos pueden volver a utilizarse inmediatamente. Una desinsectación por calor puede realizarse de forma relativamente sencilla, ya que no son necesarias complicadas modificaciones de los espacios ni grandes preparaciones o remodelaciones. Además, una desinsectación sin productos químicos puede realizarse de forma discreta, de manera que no se moleste a los clientes en otras habitaciones o al personal del hotel. En zonas con atmósferas potencialmente explosivas es posible realizar una desinsectación por calor conforme con ATEX. Además, el aire caliente seca el polvo y los sedimentos, lo que permite retirarlos más fácilmente y eliminar así la posibilidad de que se desarrolle moho.

Amplio espectro de aplicaciones, desde empresas alimentarias hasta hoteles

Debido a su alta eficacia y a su escaso impacto secundario, la desinsectación por calor es adecuada para empresas de muchos sectores. Es especialmente aconsejable para empresas alimentarias. Las plagas son un peligro para la seguridad de los alimentos, pero al mismo tiempo son atraídas por las empresas de procesamiento de alimentos, en las que encuentran condiciones de vida óptimas. Teniendo en cuenta estos puntos de vista, una desinsectación térmica contribuye a las GMP (good manufacturing practice o buenas prácticas de fabricación) y es parte de un concepto HACCP. Desde la fabricación y el procesamiento, pasando por el envasado, el almacenamiento y el transporte, y llegando hasta los productos: un control integral de plagas es indispensable en la industria alimentaria.

La desinsectación por calor también es adecuada para el control de plagas en hoteles, albergues juveniles, hogares de refugiados, apartamientos turísticos y alojamientos compartidos. Es especialmente aconsejable allí donde haya tejidos que entren en contacto con diferentes personas. Por ello, este método se utiliza a menudo para la eliminación de chinches en colchones, pero también es adecuado para la limpieza de acolchados y otras superficies de contacto en salas de reunión o sanitarias. La desinsectación térmica puede realizarse en todos los espacios limitables en los que es posible acumular aire. También es factible su aplicación en almacenes de museos o para la desinsectación de prendas o muebles individuales. Sin embargo, siempre debe tenerse cuidado de no dañar los materiales debido a las altas temperaturas. Si existiera este riesgo, por ejemplo un cuadro valioso, un instrumento de música o un dispositivo electrónico, es mejor retirar estos objetos del espacio y someterlos a un tratamiento especial.

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